Pasar frio en el siglo XXI es absurdo. Debes estar bien equipado
Pasar frío en el siglo XXI es absurdo. Debes estar equipado.
Recuerdo hace diez años, cuando una expedición me lleva a cazar carneros en la frontera Kirguizia con China, en mis primeros viajes por el Asia más recóndita… Un frío de colores, pero frío de verdad. De ese que va entremezclado con nieve y lluvia, aire, tormentas eléctricas y relámpagos. Y mis dos pantalones (uno sobre otro) fueron una tumba que casi acaba conmigo.
El caballo no se abría paso entre la nevada. La ventisca no nos dejaba ver. Mis pestañas heladas. El guía, de nombre impronunciable, animaba a los pencos a salir de aquel hondo porque, como indicaba su cara de desesperación ante lo que nos acontecía, o salíamos de allí o “big problem”.
Tras rodar en tres ocasiones por aquella ladera, mi montura estaba exhausta, mis manos insensibles y mi ropa empapada. Los guías montaron la tienda y, desnudándome, totalmente hipotérmico, me sumergí dentro del saco, temblando, rezando lo que sabía porque me esperaba la noche más dura que he vivido, en una tempestad que nos iba a comer en las montañas más altas del mundo…
A mi lado estaba mi amigo César, impasible, calado por fuera y cómodo por dentro… César tío, voy a doblar la baraja, te lo juro, me estoy congelando. La fiebre me estalla y no siento ni manos ni pies…
Sonrió por la experiencia y porque sabía que, más que frío, lo que su amigo extremeño sentía era pánico por el malestar. Dándome una taza de té hirviendo, saco de su mochila un abrigo y me invitó a ponérmelo…
En cuanto puse un pie en Madrid fui directo a Serbal a comprar el equipo Hindu Koh. Pijama térmico, pantalón, abrigo, chaleco y guantes. Ése que me salvó la vida en la cordillera más áspera de todo el Tien Shan. Desde entonces, cada vez que piso aquellas montañas, defiendo que los fríos y ventiscas se pueden combatir con tecnología Hindu Koh. Porque, como decía mi amigo César, pasar frío en el siglo XXI no tiene sentido… Debes estar equipado.